Adam Smith, quien fue y porqué es importante, aportaciones a la economía, aportes, contribuciones, capitalismo, que hizo
Adam Smith, quien fue y porqué es importante, aportaciones a la economía, aportes, contribuciones, capitalismo, que hizo; ¿porqué es conocido como el padre de la economía ? ¿Qué escribió? La mano invisible, la revolución industrial y la libertad de mercados, laissez faire; historia, biografía, vida, cual fue su pensamiento, cuáles sus obras y propuestas, cuando nació y murió, porqué es conocido.
Adam Smith fue un filósofo moral y economista escocés, pionero de la economía política, destacado pensador de la ilustración escocesa. Nació en Kirkcaldy [1], condado de Fife, en Escocia, año de 1723 ([2]), no tenemos la fecha exacta de su nacimiento pero sí la fecha de su bautismo, un 16 de junio (en realidad del 5-17 de ese mes); moriría en Edimburgo el 17 de julio de 1790, luego de una dolorosa enfermedad ([3]).
Su padre también se llamaba Adam Smith y fue un abogado y funcionario público, que después de enviudar se casó con Margareth Douglas en 1720 y falleció dos meses antes del nacimiento del Adam smith que nos ocupa. Por el contrario su madre le acompañaría durante casi toda su vida, pues falleció 6 años antes que Adam Smith y sería su gran compañía permanente. Defensor del liberalismo económico y de la filosofía del sentimiento moral, es considerado como uno de los fundadores de la economía política clásica. Fue Adam Smith profesor de lógica y de filosofía moral[4] en la universidad de Glasgow [5], donde sucedió a Hutcheson [6], del que había sido discípulo[7].
Fue rector de dicha universidad a partir de 1787, y mantuvo una estrecha amistad con Hume. Sus primeras actividades en el terreno de la filosofía le orientaron hacia un cierto empirismo que, trasladado al terreno de la filosofía moral, le condujo a la teoría del sentimiento moral según la cual la simpatía, entendida como comunidad de sentimientos con el prójimo, es el hecho fundamental de la conciencia moral, en cuanto que es la que determina la aprobación o reprobación de las acciones ajenas, de forma que la simpatía de un observador imparcial es criterio de moralidad. El conjunto de expectativas recíprocas de simpatía vincula a los individuos y constituye a la sociedad en un sistema de relaciones interindividuales basado en sus respectivos intercambios que, a su vez, se basan en la libertad.
Fue rector de dicha universidad a partir de 1787, y mantuvo una estrecha amistad con Hume. Sus primeras actividades en el terreno de la filosofía le orientaron hacia un cierto empirismo que, trasladado al terreno de la filosofía moral, le condujo a la teoría del sentimiento moral según la cual la simpatía, entendida como comunidad de sentimientos con el prójimo, es el hecho fundamental de la conciencia moral, en cuanto que es la que determina la aprobación o reprobación de las acciones ajenas, de forma que la simpatía de un observador imparcial es criterio de moralidad. El conjunto de expectativas recíprocas de simpatía vincula a los individuos y constituye a la sociedad en un sistema de relaciones interindividuales basado en sus respectivos intercambios que, a su vez, se basan en la libertad.
Después de un largo viaje[8] por Francia y Suiza, en el que entró en contacto con los economistas de la corriente denominada fisiocracia (aunque se apartó de los fisiócratas al considerar que es el trabajo humano el que produce todas las riquezas), Adam Smith orientó sus estudios a la teoría económica y hacia el estudio de las condiciones de equilibrio, crecimiento y duración de la economía industrial. En sus estudios de economía inicia la teoría del valor trabajo, posteriormente desarrollada por David Ricardo (según la cual, el valor de un bien cualquiera está determinado por la cantidad de trabajo necesario para producirlo), y que tanta influencia tuvo en Marx. Su obra principal, que obtuvo una gran difusión y es una de las obras fundamentales del liberalismo económico y de la economía política clásica, es la Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), en la cual refuerza los fundamentos de la teoría liberal del Estado entendido como mero árbitro en las transacciones económicas, y critica las teorías mercantilistas y fisiócratas. Subordina lo político a lo económico y sustenta que el crecimiento económico aumenta la moralidad de las naciones, ya que los hombres acrecientan sus riquezas y huyen de la necesidad, con lo que el Estado aparece como la instancia que recoge esta moralidad. Otras obras destacadas son: Teoría de los sentimientos morales[9] (1759) y Esbozo de la riqueza de las naciones[10] (1776).
Adam Smith es el prototipo del intelectual despistado y excéntrico; en alguna ocasión, se dice, que enismismado en sus pensamientos, aún en pijama, salió caminando de su casa y solo 24 kilómetros más adelante, el sonido de un campanario le regresó a la realidad.
[1] Un pueblecito que por esos años contaba con unos 1.500 habitantes. Se calcula que por los primeros años de Adam Smith, muchos vecinos de aquel lugar todavía empleaban clavos como moneda.
[2] Adam Smith no era ni mucho menos bien parecido: tenía el labio inferior ligeramente abultado hacia arriba, su nariz era aguileña y sus ojos grandes y saltones. Y como si fuera poco sufría de una dolencia nerviosa: le temblaba la cabeza y hablaba de una manera extraña, como a trompicones. (Pero con todo y todo, se dio el lujo de ingresar a la historia en el club de los ganadores)
[3] En 1768 fue nombrado comisario de aduanas en Edimburgo, con una renta decente, viviendo una vida de solterón, al lado de su madre (quien vivió hasta los 90 años).
[4] La filosofía moral de aquella entonces abarcaba: la teología moral, la ética, la jurisprudencia y la economía política
[5] Para ser un intelectual, era famoso; no era gratuito que hasta Voltaire hubiera oído hablar de él. Inclusive intercambió correspondencia con Benjamín Franklin. Hasta de Rusia venían a oír sus lecciones magistrales, dificultosas pero entusiastas. Del doctor Smith se sabía que, además de sus dotes de profesor, poseía una personalidad nada corriente. De todos eran conocidas sus distracciones y ensimismamientos…Pero sus rarezas, que eran muchas, no perjudicaron en nada a su capacidad intelectual. El doctor Smith puede figurar entre los más grandes filósofos de la época.
Ahora bien, Glasgow era por esa entonces un centro de estudio serio y por tener en su seno a toda una pléyade de hombres de Talento.
[6] Un sujeto que abrió senderos del saber nuevos y novedosos en Glasgow, negándose a dar a sus alumnos las lecciones en latín.
[7] Adam Smith se definía a sí mismo: “En lo único en lo que soy un hombre distinguido, es en mis libros”.
[8] Agreguemos que a los 17 años marchó becado a Oxford, haciendo el viaje a caballo y permaneciendo allí durante 6 años. Pero no era entonces Oxford una ciudad del saber, como lo ha sido luego en el transcurso del tiempo…Como allí enseñar era la excepción y no la regla, Adam Smith lo pasó allí sin maestros y sin lecciones, entregado a las lecturas que mejor le parecían.
[9] The teory of Moral Sentiments: Un estudio acerca del origen de la aprobación y la censura moral. Tema espinoso.
[10] Un gran libro sin ser original. Allí se perciben elementos de estudio de Locke, Stewart, Law, Mandeville, Petty, Cantillon, Quesnay y Hume.
De este libro no se puede decir que sea un libro de texto, para nada; Adam Smith escribe para su tiempo, sin demasiadas abstracciones. Pero fue un libro revolucionario. No quiere decir esto que Adam Smith favoreciera el levantamiento de las clases pobres y acapararan algunos de los privilegios de las clases nobles. Nunca fue Smith un apologista de la burguesía emprendedora ni prometedora. Pero no fue un abogado de alguna clase social. Le interesaba la riqueza de la nación por sobre todas las cosas.
[1] Un pueblecito que por esos años contaba con unos 1.500 habitantes. Se calcula que por los primeros años de Adam Smith, muchos vecinos de aquel lugar todavía empleaban clavos como moneda.
[2] Adam Smith no era ni mucho menos bien parecido: tenía el labio inferior ligeramente abultado hacia arriba, su nariz era aguileña y sus ojos grandes y saltones. Y como si fuera poco sufría de una dolencia nerviosa: le temblaba la cabeza y hablaba de una manera extraña, como a trompicones. (Pero con todo y todo, se dio el lujo de ingresar a la historia en el club de los ganadores)
[3] En 1768 fue nombrado comisario de aduanas en Edimburgo, con una renta decente, viviendo una vida de solterón, al lado de su madre (quien vivió hasta los 90 años).
[4] La filosofía moral de aquella entonces abarcaba: la teología moral, la ética, la jurisprudencia y la economía política
[5] Para ser un intelectual, era famoso; no era gratuito que hasta Voltaire hubiera oído hablar de él. Inclusive intercambió correspondencia con Benjamín Franklin. Hasta de Rusia venían a oír sus lecciones magistrales, dificultosas pero entusiastas. Del doctor Smith se sabía que, además de sus dotes de profesor, poseía una personalidad nada corriente. De todos eran conocidas sus distracciones y ensimismamientos…Pero sus rarezas, que eran muchas, no perjudicaron en nada a su capacidad intelectual. El doctor Smith puede figurar entre los más grandes filósofos de la época.
Ahora bien, Glasgow era por esa entonces un centro de estudio serio y por tener en su seno a toda una pléyade de hombres de Talento.
[6] Un sujeto que abrió senderos del saber nuevos y novedosos en Glasgow, negándose a dar a sus alumnos las lecciones en latín.
[7] Adam Smith se definía a sí mismo: “En lo único en lo que soy un hombre distinguido, es en mis libros”.
[8] Agreguemos que a los 17 años marchó becado a Oxford, haciendo el viaje a caballo y permaneciendo allí durante 6 años. Pero no era entonces Oxford una ciudad del saber, como lo ha sido luego en el transcurso del tiempo…Como allí enseñar era la excepción y no la regla, Adam Smith lo pasó allí sin maestros y sin lecciones, entregado a las lecturas que mejor le parecían.
[9] The teory of Moral Sentiments: Un estudio acerca del origen de la aprobación y la censura moral. Tema espinoso.
[10] Un gran libro sin ser original. Allí se perciben elementos de estudio de Locke, Stewart, Law, Mandeville, Petty, Cantillon, Quesnay y Hume.
De este libro no se puede decir que sea un libro de texto, para nada; Adam Smith escribe para su tiempo, sin demasiadas abstracciones. Pero fue un libro revolucionario. No quiere decir esto que Adam Smith favoreciera el levantamiento de las clases pobres y acapararan algunos de los privilegios de las clases nobles. Nunca fue Smith un apologista de la burguesía emprendedora ni prometedora. Pero no fue un abogado de alguna clase social. Le interesaba la riqueza de la nación por sobre todas las cosas.
ANEXO: LOS MERCADOS ANTES DE ADAM SMITH
Las tablillas de Tell El Amarna nos revelan que existía una corriente comercial muy animada entre los Faraones y los reyes de Levante; allá por el año 1.400 a.C se intercambiaban esclavos y caballos por oro y carros de guerra. La idea del trueque -lo mismo que de la ganancia- debe ser casi tan antigua como el hombre.
Pero en lo que no podemos llamarnos a engaños en en suponer que la existencia de mercados tanto en la antiguedad como en la edad media, presuponga un sistema de mercado, ese mecanismo de intercambio de productos destinado a sostener y mantener a toda la sociedad. Es que las sociedades movidas por la idea de la ganancia monetaria son muy recientes.
Todavia en la edad media habían prejuicios religiosos contra el comercio , la usura y el interés propio. Evolucionar hacia el sistema de mercado implicó un cambio brusco en las concepciones de las personas y en las actitudes; hizo falta que llegara el protestantismo, el renacimiento y el crecimiento del interés por la ciencia. Uno de las ideas fuerza que instaló esta nueva manera de pensar, es que el cambio es un elemento esencial de la sociedad. Se acabó el horror con que los hombres de la sociedad medieval veían los inventos y las innovaciones; se acercaron las regiones y las unidades políticas aisladas; surgen los Estados nacionales y esto presupuestó el nacimiento del sistema de mercado como tal. Estos fueron los mercados antes de Adam Smith.
Las tablillas de Tell El Amarna nos revelan que existía una corriente comercial muy animada entre los Faraones y los reyes de Levante; allá por el año 1.400 a.C se intercambiaban esclavos y caballos por oro y carros de guerra. La idea del trueque -lo mismo que de la ganancia- debe ser casi tan antigua como el hombre.
Pero en lo que no podemos llamarnos a engaños en en suponer que la existencia de mercados tanto en la antiguedad como en la edad media, presuponga un sistema de mercado, ese mecanismo de intercambio de productos destinado a sostener y mantener a toda la sociedad. Es que las sociedades movidas por la idea de la ganancia monetaria son muy recientes.
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