Karl Marx-biografia-historia-pensamiento-filosofia
Historia de Karl Marx quien fuera un revolucionario, filósofo, economista, historiador y periodista alemán.Biografia, pensamiento, filosofía, resumen.
Vida
Nació en la pequeña ciudad alemana de Tréveris (Trier; en ese tiempo hacía parte de Prusia Renania), a orillas del rio Mosela, el 5 de mayo de 1818, en el seno de una familia judía conversa ( de ascendencia asquenazí) de tradición liberal y de posición económica desahogada. Tanto por padre como por madre Henrietta Pressburg (1778-1863)-en Holanda- tenía ascendientes rabínicos. Pero su padre, Heinrich (Enrique, según otros textos Herschel) Marx (1777-1838), había roto con su familia y se había convertido al luteranismo en 1817. Ahora, esto último no fue gratuito, lo hizo el señor Marx para conservar su cargo de abogado en el tribunal superior de apelaciones de Tréveris (Trier), cuando la Renania estaba adscrita a Prusia [1].
Karl Heinrich Marx fue el segundo (tercero según otras fuentes) hijo de este matrimonio y fue bautizado en 1824 (Henrietta solo se convertiría oficialmente hasta 1825). Pese a lo anterior no hay evidencia que practicaran un luteranismo público ni mucho menos conductas religiosas propias de los judíos.
En sus primeros años recibe de su padre un régimen de alimentación intelectual a base de Voltaire, Locke y Diderot. Heinrich Marx proyectaba que su hijo estudiase leyes.
Durante sus años de escuela secundaria estuvo bajo la tutela del barón Ludwing Von Westphalen, su futuro suegro[2].
En sus primeros años recibe de su padre un régimen de alimentación intelectual a base de Voltaire, Locke y Diderot. Heinrich Marx proyectaba que su hijo estudiase leyes.
Durante sus años de escuela secundaria estuvo bajo la tutela del barón Ludwing Von Westphalen, su futuro suegro[2].
Karl Marx estudió derecho e historia en las universidades de Bonn y Berlín (cuando en realidad deseaba estudiar literatura). Pero, bajo la influencia del pensamiento de Hegel[3] se dedicó de lleno al estudio de la filosofía.
Pudo evitar el servicio militar a los 18 años debido a su pecho débil.
Se relacionó con el círculo de los filósofos pertenecientes a la llamada izquierda hegeliana[4], manteniendo especialmente contacto con Bruno Bauer[5] y con Moses Hess.
Pudo evitar el servicio militar a los 18 años debido a su pecho débil.
Se relacionó con el círculo de los filósofos pertenecientes a la llamada izquierda hegeliana[4], manteniendo especialmente contacto con Bruno Bauer[5] y con Moses Hess.
En 1841 Karl Marx se doctoró en Jena, con una tesis sobre Las diferencias en la filosofía de la naturaleza de Demócrito y Epicuro, obra en la que ya se manifiesta su orientación materialista. Durante esta época Marx y, en general, todo el círculo de los hegelianos de izquierda, estuvieron muy influenciados por Feuerbach, aunque posteriormente Marx, que apreciaba la crítica feuerbachiana de Hegel, criticó lo que él consideró las insuficiencias de este autor. Las dificultades que las autoridades políticas pusieron al desarrollo de la actividad docente de los hegelianos de izquierda, provocaron el abandono de la enseñanza universitaria de varios de ellos, lo que hizo desistir a Marx de dedicarse a la carrera académica, y empezó a dedicarse al periodismo. Formó parte como redactor, y más tarde (1842-1843) como director, de la «Gaceta Renana» [6], periódico radical de Colonia, en el que publicó numerosos artículos defendiendo el sufragio universal, la libertad de expresión frente al Estado, e interesándose por los conflictos sociales. Este periódico fue clausurado [7] en marzo de 1843. Su labor periodística, según él mismo confiesa, le condujo a una comprensión concreta de la realidad social, y preparó el camino hacia la radicalización de sus posiciones políticas.
En 1843, ante esta situación política que le impedía desarrollar cualquier labor académica y periodística, Karl Marx marchó de Alemania y se trasladó a París, donde residió hasta 1845.
Entre tanto se había casado (19 de junio 1843), aunque con la oposición de la familia de ella [8], con su amiga de la infancia, Jenny von Westphalen[9] (1814-1881), joven aristócrata de su Tréveris natal.Estaban comprometidos desde 1846.
En París, fundó los Anales Franco-Alemanes junto con Arnold Ruge, revista de la que solamente se editó un número. Trabó amistad con el poeta Heine, conoció al que posteriormente sería su gran amigo F. Engels [10], y profundizó su crítica a la filosofía de Hegel escribiendo la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1844). En los Anales también publicó un estudio sobre la situación de los judíos: la cuestión judía.
En París, fundó los Anales Franco-Alemanes junto con Arnold Ruge, revista de la que solamente se editó un número. Trabó amistad con el poeta Heine, conoció al que posteriormente sería su gran amigo F. Engels [10], y profundizó su crítica a la filosofía de Hegel escribiendo la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1844). En los Anales también publicó un estudio sobre la situación de los judíos: la cuestión judía.
Durante este período parisiense, Marx trabó un conocimiento más profundo de los ideales democráticos de los saint-simonianos [11] y con el socialismo de Proudhon, y fue radicalizando sus posturas políticas, lo que le llevó a romper con su antiguo amigo B. Bauer y, en general, con el resto de los jóvenes hegelianos. Si bien comparte con Hegel y sus discípulos la denuncia de la escisión entre sociedad civil y sociedad política, critica a Hegel su concepción idealista y reaccionaria del Estado, y critica las posiciones de los hegelianos de izquierda, a los que considera como meramente liberales. Considera que no basta con una profundización de la democracia, sino que es preciso un cambio radical emancipatorio: la humanidad, que ha sido dominada por el Estado alienante, debe reapropiarse a sí misma. Ahí es donde incide su análisis de la alienación y la inversión de los planteamientos hegelianos. Marx mantendrá durante toda su vida un profundo respeto por la altura intelectual de Hegel y por su concepción de la dialéctica, aunque le acusa de cometer errores fundamentales, y de invertir la dialéctica.
Por otra parte, aunque valora el análisis efectuado por Feuerbach de la alienación religiosa, le critica por creer en una naturaleza humana, o esencia inmutable y ahistórica de la humanidad. Por ello, considera que esta crítica aun no es «radical», es decir, no va a la «raíz». Según Marx la raíz de toda alienación es la alienación económica, originada por las condiciones materiales de existencia de la humanidad.
Por otra parte, aunque valora el análisis efectuado por Feuerbach de la alienación religiosa, le critica por creer en una naturaleza humana, o esencia inmutable y ahistórica de la humanidad. Por ello, considera que esta crítica aun no es «radical», es decir, no va a la «raíz». Según Marx la raíz de toda alienación es la alienación económica, originada por las condiciones materiales de existencia de la humanidad.
En la etapa parisina Marx también descubre la economía política inglesa (Adam Smith, David Ricardo, Mill) y critica a los economistas «vulgares» de la escuela liberal francesa, lo que le lleva a romper con Proudhon y con los socialistas franceses, a los que tacha de utópicos y pequeñoburgueses.
De esta época datan sus estudios recogidos en los Manuscritos de política y economía, conocidos también como Manuscritos de París (1844), en los que profundiza el estudio de la alienación y afirma que la propiedad privada es la expresión del trabajo alienado. Formula la necesidad de avanzar hacia una sociedad comunista que, a diferencia de los ideales de los que él califica como comunistas utópicos y groseros, conserva en sí misma los logros civilizatorios y culturales de toda la historia de la humanidad. Con ello retoma la tesis hegeliana de la Aufhebung o superación entendida como proceso dialéctica de la negación de la negación. También escribe las Tesis sobre Feuerbach y, junto con Engels, escribe La sagrada familia, que es un ataque crítico filosófico a los jóvenes hegelianos y un ajuste de cuentas con su propio pasado filosófico. Ambos autores critican los aspectos ideológicos del hegelianismo y de la antropología feuerbachiana y, en lugar de conceptualizar las relaciones humanas a partir de la noción metafísica de esencia humana, adoptan el punto de vista teórico-económico de las relaciones sociales, a la vez que ofrecen un primer esbozo del materialismo histórico. En 1845, después de ser expulsado de París, Marx se instala en Bruselas, de donde también será expulsado en 1848. En esta ciudad Marx desarrolla actividades organizativas de núcleos obreros y emprende una febril actividad revolucionaria[12]. La formulación del esbozo de las tesis básicas del materialismo histórico tal como se halla en La ideología alemana, así como aquella ruptura con su anterior trayectoria filosófica, permiten distinguir entre un «joven Marx», aún excesivamente influido por la filosofía clásica alemana y de carácter humanista, y el Marx maduro, es decir, el Marx que ya ha desarrollado plenamente sus tesis rompiendo con su pasado filosófico idealista y desemboca en un estudio científico de la sociedad. Este paso ha sido calificado por algunos pensadores marxistas estructuralistas, como Althusser, por ejemplo, como una ruptura epistemológica en el pensamiento marxista.
Por otra parte, si con La ideología alemana rompió con su pasado hegeliano, en 1847 también concreta su crítica a Proudhon en su libro Miseria de la filosofía (1847), respuesta a la Filosofía de la miseria de este autor, obra en la que ya aparece la teoría económica marxista del valor-trabajo, y que Marx había ido desarrollando en otros textos menores. En 1848, junto con Engels, escribe el famoso Manifiesto del partido comunista, encargado por la Liga de los comunistas. En este texto famosísimo, Marx y Engels crean las bases de su concepción comunista basada en la lucha de clases, que, según ellos, es un fenómeno social realmente existente y que actúa como motor de la historia. Pero lejos de proponer un modelo utópico o descripción de una hipotética sociedad comunista, Marx y Engels solamente exponen las causas de la explotación de la clase obrera, a la que, en la sociedad capitalista, consideran como el auténtico sujeto de la historia. Para terminar no sólo con la explotación, sino con toda la historia basada en la propiedad privada y fuente de la enajenación, propugnan la necesidad de la toma del poder político por parte del proletariado, a fin de ir extinguiendo progresivamente el Estado. Con ocasión del amplio movimiento revolucionario que se dio en buena parte de Europa, Marx vuelve a Alemania y funda, con Engels, «La Nueva Gaceta Renana»(Neue Rheinische Zeitung), pero el fracaso de la revolución comportará su expulsión de este país. Se refugia en Francia, de donde también será expulsado, y en 1849 se instalará en Londres, donde vivirá el resto de sus días.
Su período londinense estará siempre marcado por una situación económica muy precaria, que no será ajena a la muerte de cinco de sus hijos de los cuales sólo llegaron a la edad adulta tres hijos de Marx, uno de ellos ilegítimo de nombre Freddy-que sería adoptado por Engels; sus nombres fueron Jenny Julia Eleanor (1855-1898), Jenny Laura (1845-1911). Curioso que ambas se hubieran suicidado.
Vetado todo trabajo para él, sólo podrá subsistir gracias a la generosa ayuda de Engels y a los artículos que manda a diversos periódicos de izquierda, especialmente al New York Tribune [13], y a otros, como el Free Press, Das Volk, o People's Paper. En su estancia en Londres, además de su actividad política revolucionaria, se dedicará a una incansable labor de estudio e investigación [14].
En la biblioteca del British Museum profundizó sus conocimientos de economía, demografía, matemáticas, historia de las civilizaciones, estadística..., y aprendió diversos idiomas para poder trabajar con los textos originales. A través de sus artículos, muchos de los cuales publicó en la Politische-Oeconomie Revue (refundación de la Neue Reinische Zeitug) desarrolla una actividad de análisis social y político de la sociedad de su época, iniciando con ello un camino de investigación del presente que representa una importante novedad en la forma de estudiar la historia y la sociedad. De estos análisis surgirán obras como La lucha de clases en Francia (1850), El 18 brumario de Luis Bonaparte (1852)[15] y, más adelante, La guerra civil en Francia (1871), donde analiza la experiencia de la Comuna de París.
En 1859 publica la Contribución a la crítica de la economía política, texto en el que ya están las bases principales de la que será su magna obra, El Capital. La Contribución está precedida de un famoso prefacio en el cual Marx mismo hace un breve repaso de su trayectoria intelectual y una especie de resumen de algunas de sus ideas capitales. Mientras tanto, va acumulando materiales teóricos y redactando borradores para la redacción definitiva de su magna obra (los famosos textos preparatorios de El Capital, conocidos como los Grundrisse). En 1864 funda y preside la Asociación Internacional de Trabajadores, conocida como Primera Internacional, que posteriormente se escindirá en dos grandes corrientes: la de inspiración marxista y la de inspiración anarquista, capitaneada por Bakunin. En 1867, publicará el primer volumen de El Capital.
A partir de 1870 la salud de Marx ha disminuido ostensiblemente, pues sufría de problemas respiratorios [16]. El asunto se complicó tanto que para 1880, buscaba refugio de la humedad y de la contaminación del aire en varios parajes rurales. Pero proseguía su labor.
En 1881 fallecería Jenny: había enterrado a dos de sus seis hijos (solo sobrevivirían Jenny Carolina, Jenny Laura y Jenny Julia Eleanor), uno de los cuales era el único varón; estaba vieja y cansada. Marx se encontraba demasiado enfermo para poder asistir a su funeral; cuando Engels lo vio, él le dijo: “También el Moro está muerto”
Falleció el 14 de marzo de 1883, en horas de la tarde.[17]Los volúmenes segundo y tercero los publicará póstumamente Engels, y los materiales para la redacción del volumen cuarto los publicará Kautsky posteriormente. En la Crítica al programa de Gotha, escrito en 1875, atacó a Ferdinand Lassalle, y defendió la tesis de la dictadura del proletariado como forma transitoria que debe adoptar el Estado antes de superar plenamente la sociedad capitalista y acceder al comunismo. La misma biografía de Marx nos indica que su actividad política revolucionaria es indisoluble de su pensamiento y viceversa. En este sentido es un autor inclasificable con criterios académicos. No es ni un filósofo, ni un economista, ni un historiador, ni un sociólogo, sino que es todas esas cosas a la vez, que en él se integran para dar lugar a una actividad fundamentalmente dirigida por su ideal de emancipación de la humanidad, por lo cual ninguna de sus teorías puede ser entendida aisladamente y de manera independiente de esta voluntad revolucionaria. Por otra parte, y puesto que su obra ha tenido una inmensa trascendencia, es difícil entender su pensamiento al margen de los resultados a los que posteriormente condujeron determinadas interpretaciones y elaboraciones de sus concepciones. El mismo Marx se defendía de una interpretación «escolástica» de su pensamiento, razón por la cual él mismo decía de sí mismo que no era «marxista», indicando con ello que no podía clasificarse, esquematizarse ni, mucho menos, dogmatizarse su pensamiento, que él siempre entendió como fundamentalmente crítico. Marx ha sido el pensador político que probablemente más ha influido en los últimos cien años en la teoría social, pero también en concepciones filosóficas como el existencialismo, el estructuralismo, en la historiografía contemporánea, en la economía y en la sociología. En cualquier caso, el pensamiento de Marx, junto con el de Nietzsche y el de Freud (los tres maestros de la sospecha, según Ricoeur), es uno de los polos de referencia fundamentales del pensamiento y de los movimientos sociales del siglo XX.
[1] Gozaba el señor Marx del aprecio general, tanto así que recibió el título honorario de Justizrat, reservado solo a los abogados eminentes.
[2] Un aristócrata prusiano, miembro del Consejo Privado, que vivía en casa contigua a la de los Marx.
Posiblemente haya sido quien inoculó en la mente de Marx a Homero y a Shakespeare.
[3] Recordemos que para Hegel la mutación era la norma de la vida. Toda idea daba irreprimiblemente vida a su contraria, y ambas se fundían e una síntesis que, a su vez, producía su propia contradicción.
[4] Allí se planteaban cuestiones tan audaces como el ateísmo y el comunismo teórico puro en términos de dialéctica hegeliana.
[5] El profesor predilecto de Marx y quien le estaba gestionando un cargo en Bonn, cuando fue dado de baja del puesto por sus ideas democráticas y antirreligiosas. Ahí quedó trunca la carrera académica de Karl Marx.
[6] Rheinische Zeitung, un pequeño periódico liberal de la burguesía.
Marx entonces era radical,en términos filosóficos, antes que políticos.
[7] Sus editoriales eran consideradas intolerables para las autoridades. En uno de sus artículos censuraba enconadamente una ley que prohibía a los campesinos el ejercicio de su derecho inmemorial a recoger en los bosques leña muerta.; las autoridades censuraron el artículo. Escribió varias editoriales lamentándose de la situación del problema de la vivienda, y las autoridades le enviaron una advertencia.
[8] Las fuentes no son coherentes en este aserto pues hay quien dice que al contrario asintieron encantas las dos familias a esta unión. Para la familia Marx suponía una victoria social no pequeña, y para el barón suponía, quizás, una feliz vindicación de sus ideas humanitarias.
Ahora, valdría la pena cuestionarse, si habría otorgado su consentimiento la familia del barón, de haber sabido que su hija Jenny habría de verse obligada a compartir el camastro de una vulgar prostituta en la cárcel, y a pedir dinero prestado a una vecina, a fin de comprar el ataúd para enterrar a uno de sus hijos. En lugar de las dulces comodidades y del prestigio social de Tréveris, tendría que pasar los años de su vida en dos lúgubres habitaciones de una casucha de Londres, sobrellevando con su esposo las calumnias de un mundo hostil.
No obstante lo anterior, fue la suya una vida matrimonial de dedicación profunda e incondicional.
Marx, que era áspero, receloso e iracundo en su trato con los extraños, fue siempre un esposo y un padre abnegado.
[9] Una dama de las más bellas de la ciudad y con pretendientes a granel; fácilmente hubiera podido contraer un matrimonio de conveniencia, pero se decidió por el vecino de al lado, porque estaba enamorada. Romperían tres tabúes de la época al comprometerse: el matrimonio entre la hija de un noble y un hombre de ascendencia judía, entre una mujer de la nobleza y un hombre de clase media y, así mismo, la boda entre un hombre y una mujer mayor.
[10] Se encontraron por segunda vez en París, en el año de 1844, y de esa época data su mutua colaboración. Engels fue a la casa de Marx con el simple objeto de hacerle una visita, pero era tanto lo que tenían que decirse, que su conversación duró diez días. De allí en adelante, apenas si hay cosa escrita por el uno que no haya sido editada, rehecha, o por lo menos discutida, con el otro, y su correspondencia llena varios tomos.
[11]Ver Saint Simon.
[12] Marx era el más pendenciero e intolerante de los hombres, y fue incapaz desde el principio de admitir que nadie que se apartase de su línea de razonamiento pudiera estar en lo cierto. Como economista, su lenguaje era preciso; como filósofo-historiador, era elocuente, como revolucionario era insolente.
[13] Cuyo director charles A. Dana, era fourieurista, y no le desagradaba que aplicasen algunas bofetadas a los políticos europeos.
[14] Pero su situación económica particular era desesperada.
Carlos Marx trató de obtener un empleo de oficinista en una compañía de ferrocarriles, pero no fue admitido debido a su letra tan mala. Entonces empeñó todo lo que le quedaba a su nombre, porque la plata y objetos de valor de la familia habían sido vendidos hacía ya mucho tiempo. Las estrecheces llegaron a tal punto, que alguna vez no pudo salir de casa porque su chaqueta y sus zapatos habían sido empeñados. Y como si fuera poco, Karl sufría de dolorosos furúnculos. Aunque le diera vergüenza, recurría a su amigo Engels, a quien escribía cartas como esta: “Mi esposa está enferma. La pequeña Jenny está enferma. Lenchen padece una especie de fiebre nerviosa y no puedo llamar al médico porque no dispongo de dinero para pagarle. Llevamos ocho o diez días viviendo, exclusivamente de pan y patatas, y mucho me temo que ni siquiera esto vamos a poder seguir comiendo…No he escrito nada para Dana porque no he dispuesto de dinero para comprar periódicos…¿Cómo voy a salir de esta condenada situación? En el transcurso de la semana pasada he pedido prestado algunos chelines, e incluso peniques, a los trabajadores. Fue algo terrible, pero absolutamente necesario, porque de lo contrario, habríamos pasado hambre.
Su familia se componía de cinco miembros, además de Lenchen, doncella de la familia de los Westphalen, que permaneció toda su vida con los Marx sin cobrar sueldo. Marx carecía de ocupación lucrativa.
[15] En uno de sus apartes más notables, escribe Marx: “ Los hombres hacen su propia historia, pero no precisamente como a ellos les agrada, ni la hacen bajo circunstancias elegidas por ellos, sino bajo circunstancias que ellos encuentran directamente y que les son transmitidas por el pasado.”
[16] Aunque como buena noticia entre todas sus desventuras, hacía ya un año que un viejo amigo le hizo un legado a Karl Marx, que ya no lo dejaría caer de nuevo en las mayores profundidades de la pobreza.
[17] Marx como ser humano, tenía aspecto revolucionario. Sus hijos le llamaban el Moro, porque era de piel morena y ojos hundidos y relampagueantes. Físicamente era rechoncho y de sólida contextura, y con su formidable barba tenía una expresión algo ceñuda. No era un hombre ordenado; en su casa veíanse por todas partes grandes montones de documentos polvorientos y desarreglados, y entre toda esa papelería, Marx iba y venía con paso suave, desaliñadamente vestido, entre espesas nubes de humo de tabaco.
Era Karl Marx el típico alemán docto, lento, meticuloso, que aspira a hacer obra perfecta con esfuerzo y casi de una manera enfermiza.
Durante 20 años Marx trató de aprender inglés y practicarlo pero su pronunciación y escritura en este idioma, eran espantosas.
[2] Un aristócrata prusiano, miembro del Consejo Privado, que vivía en casa contigua a la de los Marx.
Posiblemente haya sido quien inoculó en la mente de Marx a Homero y a Shakespeare.
[3] Recordemos que para Hegel la mutación era la norma de la vida. Toda idea daba irreprimiblemente vida a su contraria, y ambas se fundían e una síntesis que, a su vez, producía su propia contradicción.
[4] Allí se planteaban cuestiones tan audaces como el ateísmo y el comunismo teórico puro en términos de dialéctica hegeliana.
[5] El profesor predilecto de Marx y quien le estaba gestionando un cargo en Bonn, cuando fue dado de baja del puesto por sus ideas democráticas y antirreligiosas. Ahí quedó trunca la carrera académica de Karl Marx.
[6] Rheinische Zeitung, un pequeño periódico liberal de la burguesía.
Marx entonces era radical,en términos filosóficos, antes que políticos.
[7] Sus editoriales eran consideradas intolerables para las autoridades. En uno de sus artículos censuraba enconadamente una ley que prohibía a los campesinos el ejercicio de su derecho inmemorial a recoger en los bosques leña muerta.; las autoridades censuraron el artículo. Escribió varias editoriales lamentándose de la situación del problema de la vivienda, y las autoridades le enviaron una advertencia.
[8] Las fuentes no son coherentes en este aserto pues hay quien dice que al contrario asintieron encantas las dos familias a esta unión. Para la familia Marx suponía una victoria social no pequeña, y para el barón suponía, quizás, una feliz vindicación de sus ideas humanitarias.
Ahora, valdría la pena cuestionarse, si habría otorgado su consentimiento la familia del barón, de haber sabido que su hija Jenny habría de verse obligada a compartir el camastro de una vulgar prostituta en la cárcel, y a pedir dinero prestado a una vecina, a fin de comprar el ataúd para enterrar a uno de sus hijos. En lugar de las dulces comodidades y del prestigio social de Tréveris, tendría que pasar los años de su vida en dos lúgubres habitaciones de una casucha de Londres, sobrellevando con su esposo las calumnias de un mundo hostil.
No obstante lo anterior, fue la suya una vida matrimonial de dedicación profunda e incondicional.
Marx, que era áspero, receloso e iracundo en su trato con los extraños, fue siempre un esposo y un padre abnegado.
[9] Una dama de las más bellas de la ciudad y con pretendientes a granel; fácilmente hubiera podido contraer un matrimonio de conveniencia, pero se decidió por el vecino de al lado, porque estaba enamorada. Romperían tres tabúes de la época al comprometerse: el matrimonio entre la hija de un noble y un hombre de ascendencia judía, entre una mujer de la nobleza y un hombre de clase media y, así mismo, la boda entre un hombre y una mujer mayor.
[10] Se encontraron por segunda vez en París, en el año de 1844, y de esa época data su mutua colaboración. Engels fue a la casa de Marx con el simple objeto de hacerle una visita, pero era tanto lo que tenían que decirse, que su conversación duró diez días. De allí en adelante, apenas si hay cosa escrita por el uno que no haya sido editada, rehecha, o por lo menos discutida, con el otro, y su correspondencia llena varios tomos.
[11]Ver Saint Simon.
[12] Marx era el más pendenciero e intolerante de los hombres, y fue incapaz desde el principio de admitir que nadie que se apartase de su línea de razonamiento pudiera estar en lo cierto. Como economista, su lenguaje era preciso; como filósofo-historiador, era elocuente, como revolucionario era insolente.
[13] Cuyo director charles A. Dana, era fourieurista, y no le desagradaba que aplicasen algunas bofetadas a los políticos europeos.
[14] Pero su situación económica particular era desesperada.
Carlos Marx trató de obtener un empleo de oficinista en una compañía de ferrocarriles, pero no fue admitido debido a su letra tan mala. Entonces empeñó todo lo que le quedaba a su nombre, porque la plata y objetos de valor de la familia habían sido vendidos hacía ya mucho tiempo. Las estrecheces llegaron a tal punto, que alguna vez no pudo salir de casa porque su chaqueta y sus zapatos habían sido empeñados. Y como si fuera poco, Karl sufría de dolorosos furúnculos. Aunque le diera vergüenza, recurría a su amigo Engels, a quien escribía cartas como esta: “Mi esposa está enferma. La pequeña Jenny está enferma. Lenchen padece una especie de fiebre nerviosa y no puedo llamar al médico porque no dispongo de dinero para pagarle. Llevamos ocho o diez días viviendo, exclusivamente de pan y patatas, y mucho me temo que ni siquiera esto vamos a poder seguir comiendo…No he escrito nada para Dana porque no he dispuesto de dinero para comprar periódicos…¿Cómo voy a salir de esta condenada situación? En el transcurso de la semana pasada he pedido prestado algunos chelines, e incluso peniques, a los trabajadores. Fue algo terrible, pero absolutamente necesario, porque de lo contrario, habríamos pasado hambre.
Su familia se componía de cinco miembros, además de Lenchen, doncella de la familia de los Westphalen, que permaneció toda su vida con los Marx sin cobrar sueldo. Marx carecía de ocupación lucrativa.
[15] En uno de sus apartes más notables, escribe Marx: “ Los hombres hacen su propia historia, pero no precisamente como a ellos les agrada, ni la hacen bajo circunstancias elegidas por ellos, sino bajo circunstancias que ellos encuentran directamente y que les son transmitidas por el pasado.”
[16] Aunque como buena noticia entre todas sus desventuras, hacía ya un año que un viejo amigo le hizo un legado a Karl Marx, que ya no lo dejaría caer de nuevo en las mayores profundidades de la pobreza.
[17] Marx como ser humano, tenía aspecto revolucionario. Sus hijos le llamaban el Moro, porque era de piel morena y ojos hundidos y relampagueantes. Físicamente era rechoncho y de sólida contextura, y con su formidable barba tenía una expresión algo ceñuda. No era un hombre ordenado; en su casa veíanse por todas partes grandes montones de documentos polvorientos y desarreglados, y entre toda esa papelería, Marx iba y venía con paso suave, desaliñadamente vestido, entre espesas nubes de humo de tabaco.
Era Karl Marx el típico alemán docto, lento, meticuloso, que aspira a hacer obra perfecta con esfuerzo y casi de una manera enfermiza.
Durante 20 años Marx trató de aprender inglés y practicarlo pero su pronunciación y escritura en este idioma, eran espantosas.
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