Josefina de Beauharnais, biografía, quien fue; Napoleón Bonaparte, vida, historia

Josefina de Beauharnais, biografía, quien fue; Napoleón Bonaparte, vida, historia.
¿Sabe quien fue Josefina de Beauharnais?
Miremos un aspecto biográfico de la ilustre amante de Napoleón.
Vimos el comienzo y desarrollo de la relación entre Napoleón y Josefina en un artículo anterior y lo dejamos a él regresando de la campaña de Egipto.
Llega a Francia Napoleón en octubre de 1799 y en el umbral de su casa lo espera una mujer, más no 

Josefina, era Letizia, la madre de Bonaparte; su coqueta esposa se encuentra en casa de Gohier, cuando llega dos días más tarde que Napoleón se disculpa diciendo que había salido a recibirlo por otro camino no por donde llegó su esposo (Nevers) sino por el de Borgoña. Encerrado Napoleón en sus habitaciones, Josefina implora, llora por una oportunidad de ser escuchada…por último Napoleón cede y perdona el desliz de su mujer, aplazando sus intenciones de divorcio. 

Durante su ausencia, esta se había dedicado a derrochar el sueldo del general Bonaparte, trayendo como consecuencia que este no tuviera ahorros[1]. Pero al menos por una temporada Josefina fue la mujer ideal, juiciosa y dedicada que nunca volvería a tener. Napoleón decía de ella que «Yo solamente gano batallas —dijo Napoleón—. Con su bondad, Josefina gana los corazones de la gente». Y sea por temor a que la dejase o que Napoleón con sus encantos la enamorase, ella escribía a su madre por ese tiempo que…«Bonaparte... hace muy feliz a tu hija. 

Es bondadoso, amable, en una palabra: un hombre encantador». Asistimos pues a una verdadera luna de miel, a una ordalía de pasión desenfrenada que sin embargo seguía sin producir frutos, el heredero que pedía el ahora Cónsul.
Ahora ella le daba gusto al cónsul Bonaparte con sus vestidos, nada de ropa vaporosa y transparente, ahora usaría telas opacas que hicieran sentir seguro a Napoleón.

En tanto seguía el estrés y la presión por tener un heredero. Esto causaba jaquecas reiterativas a Josefina, quien además empezó a ir cada verano a Plombiéres buscando que dichas aguas le devolvieran la fertilidad.
Napoleón dentro del Código que hizo implementar en Francia, incluyó la figura del divorcio y sus dos posibles causales, la impotencia y el adulterio.

Cuando Napoleón insistió en ser el Emperador de los franceses casi la única persona que se opuso fue Josefina. Ella decía que la gente creería que este cambio obedecía nada más que al orgullo y ambición del Corso.

Para 1804 llegó Napoleón a contemplar la posibilidad de divorciarse de Josefina, no por falta de amor sino por falta de herederos. No obstante, su conflicto interno, esto era lo que opinaba el Emperador: «Me dije: ¿abandonar a esta buena mujer porque estoy elevándome en el mundo? Si me hubiesen arrojado a la cárcel o exiliado, ella habría compartido mi destino. Y ahora, porque estoy llegando a ser poderoso, ¿debo despedirla? No, eso sobrepasa mi capacidad. Soy hombre, y tengo los sentimientos de un hombre. No fui amamantado por una tigresa»

Logrado el título de emperador, Napoleón decide que Josefina debe ser investida a su vez como emperatriz, en la misma ceremonia solemne. La venida del Papa Pío a darle la bendición le hizo aprovechar la ocasión a Josefina para protocolizar el matrimonio por lo católico, ceremonia que se hizo en privado por cuenta del tío Fesch, ahora cardenal, en la capilla de Las Tullerías.
La pasión intensa rodeó el hogar de Napoleón y Josefina hasta las postrimerías de 1809, año en que la necesidad imperiosa de un hijo, convenció a Napoleón que debía divorciarse y contraer nuevas nupcias con alguien más joven y fértil. En noviembre de 1809 comunica oficialmente su decisión a Josefina: «Todavía te amo —dijo—, pero en política el corazón no existe, sólo importa la cabeza.» el divorcio fue rápidamente aprobado; la ceremonia religiosa, por carencia de testigos y de un sacerdote parroquial fue declarado inexistente. El 15 de diciembre Josefina parte para Malmaison, ya desvinculada del Emperador de los franceses.
Napoleón aún la ama pero cede a las pretensiones de ser familiar del Zar de Rusia y tener hijos que lo heredaran. No dejará de recordarla constantemente aún en sus actuaciones íntimas. Josefina tampoco lo pudo olvidar; conservó sus habitaciones y hasta el libro que leía en la página donde él la había dejado; nunca perdió la esperanza que volviera a su vida.
Tres semanas después del desembarco de Napoleón en la isla de Elba, Josefina, una mujer cincuentona, tuvo una recaída de tos y catarro; para el 27 de mayo de 1814 la fiebre se intensificó y dos días más tarde, el 29 de mayo de ese año fallecía, a medio día del domingo de Pentecostés. [2] El diagnóstico fue difteria.
Josefina de Beauharnais, biografía, quien fue; Napoleón Bonaparte, vida, historia

Ver también: Napoleón y Désirée
[1] Y peor aún, se sabe que al comienzo del consulado de Napoleón, su esposa Josefina tenía deudas por valor de 1.200.000 francos, una suma monstruosa, debido a su propensión a usar vestidos costosos, joyas y sombreros sofisticados. Estas deudas las saldó el cónsul generosamente aunque no cesaba de reprenderla por sus excesos.
[2] Bibliografia consultada:
Joséphine. (2008). Encyclopædia Britannica. Ultimate Reference Suite. Chicago: Encyclopædia Britannica.
Emil Ludwing. Napoleón. Editorial Juventud, S.A., Barcelona, 1929.
Cardona Castro Francisco Luis (director de la obra). Napoleón. Colección grandes biografías. Edimat Libros. ISBN: 84-8403-871-8.
Cronin Vincent. Napoleón Bonaparte, una biografía íntima. Ediciones B, S.A., 2003 para el sello Javier Vergara Editor Bailen, 84 - 08009 Barcelona (España).

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