Giordano bruno, biografia, pensamiento, quien fue, aportaciones
Giordano bruno, biografia, pensamiento, quien fue, aportaciones.
GIORDANO BRUNO nacido en Nola (Nápoles) el 17 de enero de 1548[i], discípulo de Francesco Patrizzi, maestro de la Academia Florentina, ingresó en la Orden de los Dominicos [ii], pero la abandonó después de haber sido acusado de herejía, y viajó por Francia, Inglaterra y Alemania, regresando a Italia (Roma), en donde fue encarcelado por la Inquisición y quemado vivo en la hoguera [iii] al negarse a la abjuración de su doctrinas, el 17 de febrero del año 1600.
Los cargos que se le imputaron fueron entre otros: blasfemia, conducta inmoral, herejía en teología entre otros. Muchos sostienen que fueron sus ideas teológicas las que lo condenaron (lo que no le haría un mártir de la ciencia)
De su infancia podemos decir que era Giordano Bruno era hijo de un soldado profesional, Giovanni Bruno y de Fraulissa Savolino; en la pila bautismal fue llamado Filippo aunque posteriormente sea llamado "Il Nolano". En 1562 Giordano Bruno marcha a Nápoles a estudiar humanidades, lógica y dialéctica. Allí quedaría impresionado por las conferencias de G.V. de Colle quien era conocido por sus inclinaciones hacia las ideas de Averroes. En 1565 ingresó Filippo Bruno en la orden de los dominicos, en el convento San Domenico Maggiore donde asume el nombre de Giordano. Pese a estar entre ojos por ideas heréticas es ordenado sacerdote en 1572.
Influido muy poderosamente por el neoplatonismo y por la admisión de la teoría copernicana, pero acogiendo asimismo otros múltiples elementos —estoicismo, mística, monadismo—, Bruno defendió con exaltación poética la doctrina de la infinitud del universo, el cual es concebido, por otro lado, no como un sistema de seres rígidos, articulados en un orden dado desde la eternidad, sino como un conjunto que se transforma continuamente, que pasa de lo inferior a lo superior y de éste a aquél, por ser, en el fondo, todo una y la misma cosa, la vida infinita e inagotable. En esta vida quedan disueltas todas las diferencias, las cuales son propias únicamente de lo superficial, de lo finito y limitado. La infinitud espacial y temporal del universo astronómico corresponde a la infinitud de Dios, que se halla a la vez en el mundo y fuera del mundo, que es causa inmanente del mundo y está infinitamente por encima de él, oposiciones que sólo son paradójicas para Bruno cuando no se comprenden desde el mismo punto de vista que Nicolás de Cusa atribuye a la razón especulativa: el punto de vista de la coincidencia de los opuestos en lo infinito.
El Universo está penetrado de vida y es él mismo vida, esto es, organismo infinito en el cual se hallan los organismos de los mundos particulares, de los infinitos sistemas solares análogos al nuestro. Lo que rige esta infinitud de mundos es la misma ley, porque es la misma vida, el mismo espíritu y orden y, en última instancia, el mismo Dios. Dios está presente en todas las cosas, con su infinito poder, sabiduría y amor, porque es todas las cosas, el máximo y el mínimo o, como dice Bruno, la mónada de las mónadas.
La concepción monadológica es el complemento de esta visión de un universo-vida infinito; las mónadas son los componentes del organismo del mundo y no los átomos, que son disolución y muerte. La misión del hombre es el entusiasmo ante la contemplación de esta infinitud, la adoración del infinito, que es Dios, adoración en la cual puede hallarse la verdadera unidad de las creencias religiosas más allá de todo dogma positivo. Tal entusiasmo es, al mismo tiempo, una heroicidad, un "entusiasmo heroico" que Bruno debió experimentar del modo más completo al morir justamente por haberlo defendido hasta el fin. La filosofía de Bruno manifestaba así, de manera eminente, esta peculiar condición del pensamiento renacentista: la aspiración a una filosofía dinámica construida con los materiales clásicos y, sobre todo, con aquellos materiales que eran con frecuencia formalmente rechazados, los aristotélicos. Condición que se revela particularmente en la doctrina de la materia, sometida en el pensamiento de Bruno a un proceso de disolución que la lleva al ser pleno, del mismo modo que el ser pleno es dialécticamente transformado en materia y en nada. De ahí la afirmación de que "en nada se diferencian la absoluta potencia y el acto absoluto"; y de ahí también la tesis de que "en definitiva, bien que haya individuos innumerables, todo es uno, y conocer esta unidad es el objeto y término de toda filosofía y contemplación natural" (Causa, principio y uno, IV).
Para Bruno la tierra giraba alrededor del sol y que la aparente rotación diurna de la bóveda celeste es causada por la rotación de la tierra sobre su eje. Identificó las estrellas con otros soles, alrededor de los cuales podían orbitar otros planetas. El universo sería infinito y estaría lleno de un aire puro o éter. No creyó necesario suponer una jerarquía en el universo; la tierra solo sería uno más de los planetas y el posible nexo de una divinidad era factible con todos los cuerpos, sin prelación para la tierra. En el esquema filosófico y científico de Giordano Bruno no había lugar a una creación ni mucho menos para un juicio final. Creyó fervientemente en el poligenismo, es decir en que cada raza tenía orígenes distintos.
El vaticano respecto a la muerte de Giordano Bruno: En 1942 el cardenal Mercati dijo que su muerte estaba plenamente justificada; en el año 2000 (400 años de su muerte) el cardenal Angelo Sodano justifió el mecanismo como necesario pues en últimas la iglesia deseaba servir a la verdad y que se le había ofrecido que se retractara (sic).
Ver también: Nicolás Copérnico
[i] Su nombre de nacimiento era Filipo, que posteriormente habría de cambiarse a Giordano.
[ii] En 1572 fue ordenado sacerdote.
[iii] Muere en campo de Fiori como «hereje imprtinente, contumaz y obstinado».
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