Nicolás Maquiavelo, biografía, pensamiento, obras; quien fue, que hizo; ideas, resumen

Nicolás Maquiavelo, biografía, pensamiento, obras; quien fue, que hizo; ideas, resumen.
Nicolas Maquiavelo, historia, aportaciones; en italiano su nombre completo era: Niccolò di Bernardo dei Machiavelli.
Filósofo, historiador, humanista, político y dramaturgo italiano, es uno de los fundadores de la moderna ciencia política. Nació en Florencia[1], el 3 de mayo de 1469, siendo el tercer hijo (tuvieron cuatro) del notario terrateniente Bernardo Maquiavelo y su esposa, Bartolomea di Stefano Nelli. Fue bautizado al siguiente día como Nicolás Pedro Maquiavelo.
La riqueza y posible influencia de la familia se había venido a menos, de ahí que su formación haya sido por excelencia autodidacta. Era su familia perteneciente a la burguesía del barrio florentino de Oltrarno. Durante varias generaciones los Maquiavelo estuvieron vinculados al gobierno de la ciudad[2].
Fue por los años de su mocedad (1492) cuando muere Lorenzo de Médicis, llamado el Magnífico; así mismo es el año en que Savonarola inicia sus predicaciones contra la corrupción. Dos años más tarde, en 1494, Los Médicis son expulsados de Florencia y se implanta la república inspirada por Savonarola.
De Diciembre de 1497 datan las Cartas familiares de Maquiavelo, redactadas en latín y firmadas de puño y letra suyos, como “Maclavellorum familia Petrus Nicolas” (faltando su tercer nombre, Miguel)[3].
El 18 de junio de 1498[4] (teniendo 29 años y un mes) accedió al cargo de secretario de la segunda cancillería de la república florentina[5], aun a pesar de su juventud. Desde este cargo, Maquiavelo emprendió importantes misiones diplomáticas en la corte papal, en la corte de Francia y en la del archiduque austríaco Maximiliano I. Estos viajes le reforzaron la idea de la necesidad de conseguir la unidad italiana en un solo sistema estatal.[6]
En 1499 compone su primer texto importante, un Discurso dirigido al magistrado sobre las cosas de Pisa, donde aludía a los tropiezos para reconquistar esta ciudad, anteriormente en poder de Florencia.
En el año 1502 contra nupcias con Marietta Corsini[7]. También ese año se convierte en el principal asesor del nuevo gonfaloniero de república, Pier Soderini, apersonandose de los asuntos exteriores de la defensa de la república. Terminando este año sucede la revuela de capitanes contra César Borgia (conocido de Maquiavelo[8]) que fue pronto sofocada. Producto de dicho evento es que Maquiavelo redacta la “Descripción de cómo mató el duque de Valentinois a Vittellozo Vitelle, a Oliverotto da Fermo, el señor Pagolo y al duque de Gravina Orsini”, donde se aprecia la admiración que Maquiavelo siente hacia el hijo de Alejandro VI.
Un año después, en 1503 redacta “Cómo hay que tratar a los pueblos de la Valdichiana, sublevados” [9]; así mismo, dado que fallecen el papa Alejandro VI y Pío III, acude a Roma hasta el término del cónclave que elegirá a como papa a Julio II, enemigo declarado de los Borgia.
1506. Es nombrado secretario del consejo de los Nueve, órgano destinado a controlar las milicias florentinas que el mismo Maquiavelo ha organizado para suprimir el concurso de tropas mercenarias para la defensa del Estado. Es en ese año cuando inicia la redacción de “las Decenales”.
Dos años después, permanece varios meses en Alemania en la corte del Emperador Maximiliano I, intentando que Alemania no invada a Italia. De vuelta a casa escribe “Descripción de las cosas de Alemania”. En el año de 1509 Maquiavelo participa en la reconquista de la ciudad de Pisa y concluye las “Decenales”. Un año después va de misión diplomática a Francia, donde fracasa en su intención de hacer que Luis XII se reconcilie con el papa Julio II. Redacta la “Descripción de las cosas en Francia” 1511. Es comisionado para impedir la celebración del Concilio cismático de Pisa. En tanto los Estados pontificios, Venecia y España se alían para debilitar la hegemonía francesa en Italia.
En 1512, después de la caída de la república[10], ha de abandonar la vida pública, y se retira al campo, época que aprovechará para redactar su obra principal El Príncipe (dedicada a Lorenzo de Médicis o Lorenzo el Magnífico, escrita en 1513, aunque no fue publicada más que póstumamente en 1532), y muchas de sus obras fundamentales, como “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, y “El arte de la guerra”.[11] También por esta época escribió “La mandrágora”. Se incorporó a la vida política directa a partir de 1520, al servicio de los Médicis[12]. Cuando de nuevo se restauró la república florentina en 1527 tuvo nuevamente que abandonar todo cargo político. Maquiavelo aspiraba a recuperar su cargo pero al rechazársele, profundamente decepcionado, muere el 21(0 22 no hay acuerdo) de junio en Florencia, tal vez de desconsuelo según unos, peritonitis según otros o acaso de una úlcera gástrica sugieren otras fuentes.

Aportes-aportaciones y pensamiento

Maquiavelo es considerado como el fundador del pensamiento político moderno, ya que fue el primero en dar a conocer la realidad social y política tal como es, y no tal como debería ser en función de previas consideraciones morales. Su obra principal, El Príncipe, de carácter básicamente utilitario, destinada a dar consejos sobre cómo gobernar mejor, es considerada como descripción y expresión de la separación entre sociedad civil y poder político propia del Estado burgués[13].
En esta obra, Maquiavelo parte del estudio de la realidad de su tiempo y da un fiel reflejo de las principales características del moderno Estado burgués, basándose en el estudio de los mecanismos de poder realmente utilizados por los «príncipes» de su época. En este sentido, su obra es fruto de su experiencia política, pero ésta está dirigida por los supuestos propios del naturalismo que impregnaba determinadas corrientes del pensamiento renacentista, así como por la asimilación de algunos aspectos de la Política de Aristóteles (obra que, no obstante, Maquiavelo declaró no haber leído), y de los pensadores latinos.
Por otra parte, su intención era fundamentalmente la de conseguir la creación de un Estado fuerte capaz de unificar, bajo el mando de un príncipe, los pequeños estados y ciudades-estado de Italia, lo que sólo se conseguiría, pensaba, bajo el poder y la acción de un personaje excepcional, el príncipe, capaz de imponer una monarquía absoluta amparada por la razón de Estado. Acepta la existencia de una naturaleza humana única e inmutable, regida siempre por las mismas motivaciones y pasiones, que son las que rigen la historia. Justamente porque enfatiza el aspecto naturalista que rige la historia, considera que ésta es un verdadero objeto de análisis, en el que pueden hallarse elementos de regularidad, razón por la cual la política puede ser considerada como una ciencia. Analizando la historia a partir de los principios naturalistas inmanentes que afirma que la constituyen, y apartándose de la imagen abstracta del cómo «debería ser» (más próxima a las consideraciones de los filósofos platonizantes de su época), intenta describir la sociedad, la naturaleza del poder y los modos de conservarlo. Con ello pone en evidencia, como lo reconocería posteriormente Francis Bacon, la auténtica escisión existente entre el ser y el deber ser, y manifiesta de manera realista la profunda crisis de valores realmente imperante, así como un notable pesimismo antropológico.

Considera que en todos los hombres se dan unas determinadas tendencias que les impulsan, bien a aspirar al poder (tendencia dominante en los jefes o «príncipes», si saben dominarlo y conservarlo), bien a aspirar al orden y la seguridad (tendencia dominante en los naturalmente súbditos). Pero puesto que considera que la naturaleza humana es fundamentalmente corrupta (influencia del pensamiento cristiano y del estigma del pecado original), piensa que el príncipe, para dominar a los súbditos y cohesionar la sociedad, es quien tiene que imponer el orden, a través de la coacción y la fuerza, si es preciso. En el capítulo XV de El Príncipe describe las formas de actuación del gobernante y las características básicas que éste debe poseer, que son expresión del cinismo propio del Estado burgués: el príncipe debe ser, ante todo, hábil y astuto; debe saber utilizar los halagos para mejor manejar a sus súbditos o a sus competidores, pero también debe ser implacable y echar mano de la violencia y la fuerza si es preciso; debe carecer de escrúpulos morales, ya que la moral es propia sólo del hombre privado, mientras que quien tiene que afrontar la responsabilidad del poder está fuera de toda consideración moral.

De esta manera, Maquiavelo teoriza la escisión entre la moral y la razón de Estado, regida por una lógica propia y distinta de la moral que regula la vida privada, e independiente de supuestos valores trascendentes. Por ello, una teoría del poder del Estado debe estar más allá de la moralidad, y ha de prescindir de las concepciones teocráticas medievales (separándose, pues, del poder de la Iglesia): el poder del que habla Maquiavelo es absolutamente terrenal y se justifica a sí mismo, hasta el punto de someter la religión al mismo poder estatal, aunque manteniendo su función de cohesión social.
La concepción teocrática medieval es sustituida por la noción de patria, cohesionadora de los diversos individuos. El Estado ha de organizar la violencia, pero no a través de ejércitos de mercenarios, sino mediante milicias autónomas nacionales, reclutadas entre el campesinado -lo que acerca el campo a la ciudad y refuerza el tejido social. (Posteriormente, Gramsci retomó esta concepción cohesionadora de Maquiavelo y propuso un nuevo tipo de príncipe, que debería ser no un individuo sino un intelectual colectivo o partido político).
La característica principal del príncipe es la virtù, es decir, su capacidad de intervención política, la fuerza y la astucia -bien alejadas de la humildad y de la resignación-, para mantenerse a la cabeza del poder, aunque también debe tener en cuenta la fortuna, es decir, el conjunto de circunstancias que escapan a su voluntad, así como la misma sociedad civil entendida como naturaleza. Pero la fortuna puede ser cambiada y forzada por la virtù, ya que la historia se rige por las pasiones e intereses humanos que pueden dominarla. De esta manera considera como ejemplos históricos de «príncipes», a Francisco de Sforza, que llegó a ser duque de Milán gracias a su férrea voluntad, al valor y la astucia, es decir, gracias a su virtù, y a César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, que ejemplifica la forma de llegar al poder gracias a la fortuna. Esta relación entre virtud (entendida al modo de la areté griega presocrática) y fortuna expresa también la conflictiva relación entre libertad y necesidad o azar que había ocupado a los pensadores humanistas. Pero, a pesar de la cruda descripción de las cualidades que debe tener el príncipe o gobernante que hace Maquiavelo, su ideal es más bien el del gobernante romano de la época de la república. La cruel descripción de los mecanismos reales del poder, así como la justificación de éstos, han convertido a Maquiavelo en el ejemplo más claro del llamado «realismo político» (realpolitik), y en el exponente más conocido de la apelación a la «razón de Estado», en la que a menudo se escuda el poder político. La exageración de su pensamiento ha originado el vocablo maquiavelismo.[14]
[1] “La República de Florencia se caracterizó a lo largo del siglo XV por su inestabilidad institucional [2] Sus antepasados nobles eran gibelinos, que con el tiempo y forzados por la circunstancias habrían de mudarse en güelfos o demócratas, desconfiados de la Iglesia y del Imperio. Tienen algunas casas y fincas. [3] No hallé concordancia estricta entre las fuentes relacionadas. [4] Año en que Savonarola es derrocado y ejecutado por hereje. La República de Florencia se destacó en el siglo XV por su inestabilidad institucional, tratando de obtener el equilibrio entre los intereses aristocráticos y los de la burguesía mercantil. A eso apuntaba Cosme de Médicis cuando asumió el poder, así mismo lo intentaron sus sucesores Piero de Médicis y Lorenzo el Magnífico. Ahora, que de sus movimientos obtuvieron una buena ganancia personal cada uno de ellos, es otra historia. Cuando los Médicis caen en 1494, coincidiendo con la invasión francesa, es instaurada la República. [5] Dicha dependencia entendía de asuntos internos, pero también debía colaborar en ciertas funciones del primer canciller y, de este modo, Maquiavelo empezó a desempeñar tareas ante los Diez de la Guerra, institución encargada de los asuntos exteriores, como las relaciones diplomáticas y las guerras con países extranjeros. [6] Estudió arduamente el sistema francés que marchaba hacia el absolutismo centralizado, así mismo diseccionó a profundidad la estructura feudal (mandada a recoger para estas fechas) de Alemania, mostrando su claro beneplácito hacia el sistema francés. [7] Con quien habría de engendrar seis hijos. [8] Y en quien admiraba la serenidad, la firmeza y la clarividencia con que se enfrentaba a sus poderosos enemigos, su capacidad para superar con la virtù-energía donde se mezclaban el cálculo, el valor y la astucia, entre otras cualidades- la dependencia de la Fortuna, su empleo del secreto como arma política y el tener un ejército propio (y no depender de mercenarios alquilados como pudieran ser los condottiero) [9] Así mismo menciona la necesidad de procurarse fondos; enfatiza la prudencia y la fuerza como factores conservantes del Estado y también como los vértices de las relaciones interestatales. [10] Las tropas españolas, tras vencer a las florentinas en Prato, propician el retorno de los Médicis a Florencia. [11] Es acusado injustamente de conspiración, es torturado y encarcelado, pero en pocos meses será liberado, aunque se le destierra de Florencia. [12] El gobierno de Florencia ha pasado a manos del cardenal Julio de Médicis, quien nombra a Maquiavelo historiógrafo oficial. [13] En esencia, lo que Maquiavelo expresa es la necesidad de crear un Estado nacional que unifique, bajo el mando de un príncipe al pueblo italiano y conjure de una ve por todas las amenazas de potencias como España y Francia sobre su territorio. [14] Referencias: Barincou Edmond. Maquiavelo. Biblioteca Salvat de grandes biografías. Salvat editores, S. A., Barcelona 1986. Maquiavelo. Nicolás. El príncipe. SARPE., Madrid, 1983. Diccionario de filosofía en CD-ROM. © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.

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