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ANAXÁGORAS (ca. 499-428 antes de J. C.) nació en Clazomene[1] (Asia Menor, Anatolia, hoy Turquía)[2] y se dirigió a Atenas en 453.

Ligado por amistad y por adhesión política a Pericles, fue acusado de impiedad por los enemigos de éste y se vio obligado a abandonar la ciudad en 434, falleciendo en Lámpsaco[3]. Anaxágoras[4] fue, según dice Diógenes Laercio, "el primero que a la materia añadió la inteligencia”. La "tradición jónica" se renueva en este pensador, para quien nada se engendra ni se destruye, sino que hay simple mezcla y separación.

La cuestión fundamental de la filosofía presocrática, la interrogación por el ser permanente con vistas a la explicación de lo que acontece y cambia, es resuelta por Anaxágoras no mediante la suposición de un principio único ni mediante la afirmación de que sólo el ser es, al modo de Parménides, sino por la hipótesis de un número infinito de elementos, de gérmenes o semillas, que se diferencian entre sí cualitativamente, que poseen propiedades irreductibles y por cuya mezcla y combinación nacen las cosas visibles.

Confusión, separación y mezcla son lo que determina la formación de las cosas sobre la base de estas semillas a las cuales llamó Aristóteles homeomerías

Estas semillas estaban en un principio confundidas y sin orden; estaban "todas juntas" en un primitivo caos que sólo ha podido ser ordenado por el espíritu, la inteligencia y la mente. La masa originaria de las homeomerías fue sometida a un torbellino impulsado por el espíritu, por "la más fina y pura de todas las cosas". 

El Nous es así el principio del orden, pero también el principio de animación y de individuación de las cosas que constituyen el orden armónico del universo. Mas el Nous produce el orden no de un modo previsto desde siempre, no como un destino, sino como una fuerza mecánica, que se desarrolla a partir de su propio centro, esto es, del centro de su movimiento en torbellino[5].

El Nous es, por lo tanto, principio del movimiento, pero de un movimiento que se extiende casi ciegamente, porque es animación más bien que cumplimiento de una necesaria justicia. Por eso afirma Aristóteles que el pensamiento de Anaxágoras carece de claridad, porque si bien explica el tránsito del caos al orden como intervención en lo confuso y mezclado de lo puro y sin mezcla, lo explica sin justificar a su vez la finalidad de este espíritu puro y universal. La percepción de las cosas tiene lugar, según Anaxágoras, mediante la sensación de las diferencias entre nuestros sentidos y los objetos externos. 
Las cosas son percibidas por sus contrarios; si hay una imposibilidad de captar la realidad en sus partes mínimas, ello es debido únicamente a la insuficiencia de los órganos sensoriales que, por otro lado, reflejan con toda exactitud lo que se pone en contacto con ellos. 

Continuadores de la filosofía de Anaxágoras fueron Arquelao de Atenas o de Mileto (fl. ca. 400 antes de J. C.) y Metrodoro de Lámpsaco (fl. ca. 420 antes de J. C.). Se atribuye al primero un escrito titulado, Sobre la Naturaleza, en el cual afirmaba que el caos primitivo, la masa originaria de todas las substancias, estaba formada por el aire, siendo el Nous su principio ordenador. La filosofía natural de Arquelao de Atenas parecía ser, pues, una combinación de las especulaciones de Anaxágoras y Anaxímenes.

En cuanto a Metrodoro, aplicó los conceptos de la filosofía natural de Anaxágoras a la interpretación de Homero equiparando, por ejemplo, Zeus al Nous, Aquiles al Sol, Agamemnon al éter,etc. Una doctrina en algunos respectos análoga a la de Anaxágoras es la de Diógenes de Apolonia. Suele atribuirse a Anaxágoras un escrito, Sobre la Naturaleza[6]. 
Fragmentos y testimonios en Diels-Kranz, 59 (46). Testimonios de Arquelao de Atenas o de Mileto y de Metrodoro de Lámpsaco en ibíd., 69 (47) y 61 (48) respectivamente. — Además: F. Krohn, Der nou=j bei A., 1907. — D. Ciurnelli, La filosofía di Anassagora, 1947. — F. M. Cleve, The Philosophy of A. An Attempt at Reconstruction, 1948. — J. Zafiropoulo, Anaxagore de Clazomène (I. Le mythe grec traditionnel de Thales à PZoton. II. Théorie et fragments), 1948. — Artículos sobre Anaxágoras de M. Heinze (Ber. der Ges. der Wiss. philhist. Klasse [1890], 1-45), H. Diels (Archiv für Ges. der Phil. X [1897], 228-37 y Zeitschr. für Phil. und. phil. Kritik, CXIV 201-13), W. Capelle (Neue Jahrb. XLIII [1919], 81-102, 169-98), O. Gigon (Philologus, XCI [1936], 1-41), W. Broecker (Kantstudien, 1942-43). — Art. De E. Wellmann sobre Anaxágoras (Anaxágoras, 4) en Pauly-Wissowa.[7]Ver también: Anaxagoras of Clazomenae, en Encyclopedia of Philosophy. BORCHERT DONALD M, Editor in Chief. Second Edition, 2006. Thomson Gale, a part of the Thomson Corporation.[8]
[1] Clazomenae o Clazómenas, cerca de Esmirna. 
[2]«De familia rica, Anaxágoras renunció a su herencia, no interesándose por los bienes materiales para dedicarse por completo al estudio de la naturaleza… Profesaba un declarado agnosticismo religioso y era beligerante contra toda concepción animista. En el año 432-431 AC. sufrió un proceso público por impiedad (asebeia), pues había afirmado que «el sol era una piedra incandescente». Probablemente dicho proceso tenía raíces políticas, puesto que Anaxágoras era amigo y maestro del gobernante Pericles y, puesto que los enemigos de éste, de nada podían acusarle directamente, le hostigaban atacando a sus allegados. En otras ocasiones, también los intrigantes políticos se sirvieron de la ambigua acusación de impiedad (contra Sócrates, por ejemplo). Debido a este proceso, Anaxágoras se exilió a la ciudad de Lámpsaco, en la costa sur del Helesponto, donde murió hacia el 428 a.C. (el mismo año del nacimiento de Platón), y tuvo todavía tiempo de fundar una escuela en dicha ciudad, en la que le sucedió Arquelao, quien a su vez sería maestro de Sócrates. También el dramaturgo Eurípides fue discípulo de Anaxágoras…» Diccionario de filosofía en CD-ROM.1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona.ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. 
[3] Lampsacus. Anaxagoras. (2008). Encyclopædia Britannica. Ultimate Reference Suite. Chicago: Encyclopædia Britannica.
[4] Su nombre está asociado con un meteoro que cayó cerca de Aegospotami en torno a 467 y las teorías sobre la inundación del Nilo. 
[5] «Anáxagoras fue el primero en afirmar que todos los astros celestes habían sido formados por una masa caótica. Añadió que el sol era un cuerpo incandescente, lo que le permitía emitir luz propia; mientras que la luna debía ser considerada un cuerpo frío, opaco, y si podíamos verla se debía al reflejo de la luz solar. Uno de sus mayores aciertos hemos de localizarlo en que describió la superficie lunar llena de valles y montañas. Además explicó los eclipses y se murió convencido de que existían otros mundos habitados, además de la tierra. Como todos los pitagóricos, Anaxágoras no le concedía a nuestro planeta ningún lugar predominante en el Universo y despreciaba a quienes concedían un valor “divino” a todo lo celeste. Estas ideas estuvieron a punto de llevarle al patíbulo, pues fue condenado por los filósofos atenienses; sin embargo, Pericles le ayudó a escapar. El resto de su existencia ya lo viviría en el exilio.» YAÑEZ SOLANA MANUEL. Copérnico. Colección grandes biografías, Edimat Libros S. A. ,Madrid, 2004, página 7. 
[6] De la cual se conservan varios fragmentos significativos, está escrita en prosa, siguiendo la tradición iniciada por los milesios. 
[7] Ferrater Mora José. Diccionario de Filosofía. Editorial suramericana Buenos Aires. Quinta Edición 1964. 
[8] Se afirma allí que: la tierra se mantiene en su sitio por la presión del aire, que los solsticios del sol son causadas por vientos de los cielos. Explicó el ciclo anual de las inundaciones el Nilo como resultado de la fusión de las nieves en el sur de África (el Nilo es, de hecho, alimentado por las nieves de fusión, pero las inundaciones son causados por las lluvias del monzón), un punto de vista citado por Esquilo, Sófocles y Eurípides, y criticada por Herodoto.

Ver también: Escuela Pluralista

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