Josue y Canaan-biblia-historia-Genesis-Jerico

Josue y Canaan Biblia, historia, Genesis, Jerico, Israel, arqueología, historia.
Josué y Canaán parte de la asociación de ideas que en términos bíblicos se nos viene a la mente; con actitud crítica vamos a rebatir varios argumentos falsos al respecto y a mostrar la realidad histórica que yacía al trasfondo.

CONQUISTA DE CANAAN

Hasta el momento vivíamos cautivados por la epopeya de Josué y los israelitas destruyendo a su paso a sus enemigos para quedarse en últimas con las fértiles tierras de Canaán, las tierras que fluyen leche y miel[1]. Pero las evidencias arqueológicas desmienten puntillosamente las contradictorias líneas del libro de Josué. Resulta inconcebible que un ejército desgastado por la marcha continua, a través del desierto, sin preparación militar y cargando con mujeres y niños haya podido enfrentar y vencer a los ejércitos profesionales de Canaán. Hasta ahora se manejaban como fechas tentativas de la conquista, los años de 1.230 y 1.220 a de C.

Hay algo curioso rondando el ambiente y es que Canaán, en estas fechas propuestas era una provincia de Egipto férreamente controlada por esta administración. La capital del territorio era Gaza, pero había presencia militar en distintas partes bordeando el territorio. Los poderosos enemigos de Israel que presentaban batallas tan arduas, eran en realidad penosamente débiles. Se nos hablan de las murallas cananeas, que para la época no existían, quizás obedeciendo a la seguridad ofrecida por los egipcios; tal vez por razones económicas que impedían tales construcciones monumentales.

Detallemos ciudades específicas. Debir[2], corresponde al yacimiento arqueológico de Tell Beith Mirsim (según Wright), que para 1.230 a.C. era una localidad exigua, vuelta a levantar de las cenizas y que cuenta con la llegada de nuevos pobladores. Actualmente se cree que corresponde a Khirbet Rabaul, asentamiento que fue destruido al final del bronce final (confirmando algo de la descripción veterotestamentaria) Betel, ciudad cananea habitada en el Bronce reciente; fue una población destruida por el fuego a fines del 1.300 y repoblada por un grupo diferente en el Hierro Antiguo. Laquis también fue destruida en el siglo XIII. Fue reconstruida dentro de los mismos lineamientos y existió hasta mediados del siglo XII, cuando volvió a ser destruida, permaneciendo abandonada hasta el siglo X. 


Hebron no posee restos del Bronce final, existe un gran hueco arqueológico entre el Bronce medio y el Hierro I. Jasor[3], la mayor ciudad del país de Canaán al término de la Edad del Bronce; tuvo su apogeo del 2.000 al 1.500 y para el 1.300 fue atacada e incendiada. Hasta aquí las pruebas confirmarían la versión bíblica. Jerico, en el 1.300 no estaba poblada y evidentemente no tenía murallas en torno suyo que derribar. Ay, que fuera una gran población en el 1.400, para las fechas propuestas era solo desolación. 

De Gabaón se encontraron restos del Bronce Medio y de la Edad de Hierro, pero ninguno del Bronce reciente; así mismo sucede con las otras ciudades gabaonitas. Números 21:1 «Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel y le tomó algunos prisioneros.Entonces Israel hizo este voto a Jehová: «Si en efecto entregas este pueblo en mis manos, yo destruiré sus ciudades».Jehová escuchó la voz de Israel y le entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades. Por eso recibió aquel lugar el nombre de Horma.»(RV 1995 Edición de Estudio) 

La ausencia de fortificaciones en el territorio cananeo, en esta etapa del bronce final, se explicaría por la prohibición explícita de la administración egipcia, que podría considerar el intento de amurallar una ciudad como un intento de rebelión por parte de sus sometidos. La multiplicidad de etnias convivientes, reflejaba a su vez cantidad dispar de construcciones y cultos; no obstante en el templo de Hazor se desenterraron, correspondientes a este episodio histórico, fragmentos de una estatua de basalto: un torso masculino de cuyo pecho colgaba un medallón con un emblema de cuatro rayos; una base con forma de toro. ¿Hadad? ¿Disco solar? Para mencionar casos específicos que sustentan esta afirmación: 

Los habitantes de la ciudad de Jesbón (Hesbón o Hesebón), amorreos, trataron de obstaculizar el paso de los israelitas por su territorio (Números 21:21-25, Deuteronomio 2:24-35, Jueces 11:19-21). Las excavaciones demuestran que en el Bronce Reciente no había ni siquiera un caserío allí instalado (no tiene restos anteriores al Hierro I). 

Recorriendo toda la meseta de Trasnjordania hallaron resistencia en Moab, Edom y Amón; pero ocurre que al final de la edad de Bronce esta meseta estaba despoblada y la población que pudiera residir allí era nómada no sedentaria.
[1] En la descripción del término hay una duplicidad interesante: siempre la hemos asociado a la tierra que fluye leche y miel; pero mirando en Números 16:13,cuando la rebelión de Coré, era Egipto a quien correspondía esta descripción. [2] Josué 10:38; 15:15-19. Jueces 1:11-15. [3] Josué 11:10

LIBRO DE JOSUE

  1. Hoy en día sabemos que el libro de Josué rescata leyendas y tradiciones etiológicas (explican un lugar, una práctica o un nombre en términos de origen), cuya redacción final corresponde al siglo VII a.C.: La lista de las localidades del territorio de la tribu de Judá (Josué 15:21-62), corresponde con precisión a las fronteras del reino de Judá durante el reinado de Josías. Se atisba la idea de ser gobernados por el elegido de Dios todas las tribus del pueblo, siguiendo el código sinaítico y el estilo Deuteronómico. El deuteronomista aclarará que la penetración del pueblo israelita fue espectacular pero que faltaba mucho por hacer (Josué 11:13-22) 
  2. El deuteronomista aclarará que la penetración del pueblo israelita fue espectacular pero que faltaba mucho por hacer (Josué 11:13-22). 
  3. Las dos primeras batallas narradas (Jericó y Ay, en territorio de Betel[Ai, nombre que significaría “montón de ruinas”, y los autores bíblicos convirtieron a los israelitas en los destructores de una ciudad inexistente.]) correspondían a los objetivos expansionistas de Judá, al retirarsen los asirios de Samaria; la mirada oteaba el norte, al derrotado reino de Israel. De acuerdo al texto del antiguo testamento el vasallaje de Judá e Israel al Imperio asirio correspondería a una desobediencia sistemática a las leyes de Dios; el mensaje propuesto en el libro de Josué se podría resumir de la siguiente forma: volviéndose el pueblo al Dios de sus mayores y cumpliendo estrictamente sus normas y dictados, ninguna victoria les sería negada. En este sentido, el libro de Josué es una expresión literaria clásica de los anhelos y fantasías de un pueblo en un tiempo y un lugar determinados. La figura dominante de Josué se utiliza para evocar un retrato metafórico de Josías, aspirante a salvador de todo el pueblo de Israel. Josué 6 que habla del milagroso desplome de Jericó, no tiene base histórica, pues su emplazamiento, poblado desde la edad neolítica, estaba ya abandonado en la época en que debería haberse producido la conquista Israelí. Tampoco es de fiar la noticia de Josué 7-8 sobre la toma de la ciudad llamada Hai[Centro de culto principal, odiado por los del Norte (Israel) y sitio donde se reubicó a los Gabaonitas por parte de los asirios], pues el emplazamiento en que se supone debería estar era ya una ruina a fines de la edad del bronce. 
  4. En el libro de Josué se nos vende la idea que la conquista de Canaán fue fríamente calculada, habiéndose planeado al dedillo el reparto de las tierras conquistadas entre las tribus de Israel; lo que realmente sucedió fue que la empresa resultó de una yuxtaposición de micro-enviones y mini-planes. En su presentación actual el libro transparenta diferencias de estilo y narración, que da a pensar en múltiples fuentes y varias etapas de redacción.El texto que nos ha llegado a los occidentales del siglo XXI, pone de manifiesto discrepancias en el estilo o en la narración: Por ejemplo en los capítulos 1 y 23 se siente un tono exhortatorio mientras otros fragmentos parecieran ser piezas sueltas superpuestas, Es posible que un redactor judaíta hacia el 900 haya compuesto un relato de la conquista, guiándose por relatos etiológicos benjaimitas y conservados en Guilgal, añadiendo relatos guerreros localistas. En últimas se acepta que fue retocado por un redactor deuteronomista 
  5. Para hacerse al control de las ciudades fortificadas deben recurrir a ardides, estrategias, traiciones y ayuda divina: militarmente no estaban preparados para grandes operaciones marciales. 
  6. Josué se trataría de un personaje local que tardíamente pasaría dentro de la literatura bíblica a ser héroe nacional. Se ausenta del relato hecho por otros libros de las etapas fundamentales de la historia religiosa de Israel (1 de Samuel 12:8-11[*]; Nehemías 9:6-31; Salmos 78, 105, 106 y 136). Tampoco se mencionan en otros libros bíblicos la caída de Jericó, la conquista de Ai[**] o la alianza de Siquén.Dado que en realidad las tribus parecen haber actuado de forma independiente, el libro de Josué sería el resultado de la voluntad de resumen y unificación de la tradición de la conquista.


[*] «Cuando Jacob con sus hijos entró en Egipto y los humillaron los egipcios, y vuestros padres clamaron a Yavé, Yavé les mandó a Moisés y Aarón, que los sacaron de Egipto y los establecieron en este lugar. Pero se olvidaron de Yahvé, su Dios, y éste los entregó en manos de Sísara, jefe del ejército de Jasor; en manos de los filisteos, en manos del rey de Moab, que les hicieron la guerra… Mandóles Yavé a Jerobaa, Abdón, Jefté y Samuel…» Nácar Colunga-1983. [**] En el bronce antiguo una importante ciudad fortificada, luego fue destruida y en la edad de hierro I (1200-900 a.C.) fue reconstruida cuando israelitas establecen un poblado similar. La explicación de su historia bíblica podría ser etiológica: en el periodo de los jueces del antiguo testamento habrían israelitas viviendo allí y percibirían ruinas de una enorme ciudad y decidieron explicarlo en términos de la conquista de Josué.

Bibliografia Consultada


FINKELSTEIN Israel & Silverman Nel Asher, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de los textos sagrados. Siglo XXI de España editores, Madrid; segunda edición septiembre 2003. 
BEN- TOR Amnon, La Arqueología del Antiguo Israel, Ediciones Cristiandad, Madrid 2004 OCHOA José, Atlas histórico de la Biblia, Antiguo Testamento, Acento editorial, Madrid, 2003 
CAQUOT André, La religión de Israel desde los orígenes hasta la cautividad de babilonia, en Historia de las religiones, Tomo II, Siglo XXI editores, México 1977

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