Fundador de la moderna democracia

El fundador de la moderna democracia no es otro que John Locke.
En una época muy movida políticamente hablando, este pensador inglés rechaza y sufre por la constitución democrática del estado. Rechaza decididamente el Leviatán de Hobbes.

Cierto que el individuo traspasa en el contrato de sociedad sus derechos al soberano, pero no para que los anule, sino para que los proteja o defienda. Si el particular se protegiera contra los ataques de sus conciudadanos, pero no contra el capricho del soberano, se parecería al tonto que se defiende de zorras y martas, pero se deja devorar por un león. El verdadero soberano es siempre el pueblo; por lo tanto una soberanía absoluta en el sentido del Leviathan es incompatible con una recta constitución del Estado.En ésta deben ejercerse separadamente los tres poderes supremos: el legislativo (dar leyes), el ejecutivo (administrar) y el federativo   ( tratados de alianza con miras a la defensa). El primer poder debe ser ejercido por los diputados elegidos por el pueblo; los otros dos pueden confiarse al soberano. Pero este no puede dar leyes, sino bajo la ley. Si se hace reo de transgresión de la ley, está justificada la revolución contra él.

Montesquieu, en su obra El Espíritu de las leyes, postuló, en lugar del federativo, el poder judicial como tercer poder independiente, y así completó la estructura fundamental de la moderna democracia. Si los tras poderes se ejercen separadamente en el Estado, domina la democracia; si se concentran en una sola mano, se da la dictadura.

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