COLOMBIA, 1818

El 5 de mayo de 1818 le contaba el general Morillo (el pacificador) al virrey don Juan Sámano sobre las acciones emprendidas por los ejércitos del rey en Sombrerero, Maracay, La Puerta, Ortiz, Rincon de los Toros, San Carlos y Cojedes (Venezuela). El panorama pintaba bien gris para las tropas de la Nueva Granada.
“Tengo la particular satisfacción de anunciar a vuestra excelencia la completa derrota que han sufrido todos los cuerpos enemigos, que la rabia impotente de los malvados ha osado presentar a las tropas del rey nuestro señor, en estas provincias…Los caudillos Bolívar y Páez reunieron sus fuerzas, que llegaron a ser muy numerosas después de la ocupación de Guyana, y vinieron con muchas armas y municiones adquiridas en las colonias, a acometer estas provincias.
Siete brillantes jornadas en que sucesivamente han sido derrotados, los han reducido a la mayor impotencia, haciendo desaparecer una raza de perversos…han producido el exterminio de más de 3.500 rebeldes con la mayor parte de sus caudillos…En una palabra, la farsante Republica de Venezuela y sus bulliciosos autores han conocido que jamás podrán dominar a un país, cuyos habitantes aman el gobierno de su legítimo soberano…Pasan de 2.500 fusiles, 12 banderas, 200 cargas de municiones, 40 cajas de guerra, parques, armerías y cuantos efectos de guerra habían podido reunir en más de un año, los que han quedado en nuestro poder. Sobre 8.000 caballos del Apure se les han destruido y hemos cogido más de 3.000 de ellos y de 1.000 mulas. El estado mayor de Bolívar, con sus jefes, oficiales, cartas, papeles e instrumentos, la secretaría del mismo, con sus equipajes, correspondencias, todo ha quedado en poder de las armas de su majestad. Ha muerto la mayor parte de los generales y más de 40 coroneles, hallándose atravesado de un balazo el bárbaro asolador del Apure, José Antonio Páez. El mismo Bolívar, en camisa y protegido de la oscuridad, pudo escapar casi por milagro en la sorpresa que le hizo en el Rincón de los Toros el bizarro coronel don Rafael López.”
El 20 de julio de 1818, en un oficio de Morillo dirigido a Barreiro encontré una frase que me dejó perplejo. Uno no alcanza a dimensionar si al expresarse así el Pacificador sobre Simón Bolívar lo hacía por respeto o por burla: “Bolívar se fue a Guyana después de haber sido batido Sedeño en Los Pastos, veremos qué quiere hacer este gran señor”.
En otra carta fechada el 16 de octubre de 1818, Pablo Morillo le escribía a Barreiro y hacía énfasis en la inconveniencia de liderar la campaña del Llano por parte del Virrey Sámano, debido a falta de presupuesto y a la necesidad de tropas en la capital, así mismo argumenta la necesidad de permanecer en la cordillera y la imperiosa necesidad de poseer un cuerpo de caballería apto para estos menesteres.
Ahora, resulta de gran valor histórico saber cuales eran los requerimientos de medicinas solicitadas por los españoles[1] : pedían Tártaro emético, Ipecacuana, kermes mineral, sal catártica, Ruibarbo, crémor de tártaro pulverizado, Maná escogido, sal de ajenjo, magnesia calcinada, Opio en pasta, Láudano líquido de Sidenham, tintura anticólica, ídem de castor, álcali volátil, almizcle en pasta, alcanfor, éter sulfúrico, licor anodino mineral, espíritu de nitro dulce, espíritu de vitriolo, espíritu de coclearia, alcohol de canela, espíritu de toronjil compuesto, espíritu de hierbabuena, cortezas de naranja, agua espíritu de la reina, potasa ferruginosa líquida, genciana, centaura menor, triaca magna, electuario de diascordio, bálsamo anodino, bálsamo católico, nitro purificado, alumbre crudo, alumbre calcinado, agua del papa, cuerno de ciervo calcinado, piedra infernal, goma arábiga, goma amoniaco purificada, vitriolo blanco, sal de saturno, azúcar de saturno, aceite de plomo líquido, flor de saúco, extracto de orozus, emplasto aglutinante Andrés de la Cruz..etc.[2]
Ver también: Guerra de independencia , 8 de agosto de 1819
[1] Relación de medicinas que solicitaba el cirujano mayor de la tercera división don José Fernandez de Noceda. Santa Fe, 12 de Diciembre de 1818. Omito las cantidades.
[2] Bibliografía consultada: FUNDACION PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIO DEL NATALICIO Y EL SESQUICENTENARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER,. Los Ejércitos del Rey 1818-1819 Tomo I, Banco de la República departamento editorial, Bogotá D. E. 1989.

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