CALVINISMO

El protestantismo, según la ideas luteranas de Calvino (1509-1564) -Jean Calvin[1]-, reformador protestante, nacido en Noyon, Francia, en el seno de una familia católica. Tras abrazar la fe protestante hacia 1534, marchó a Ginebra, donde pasó buena parte de su vida. Su obra fundamental, Institutio Religionis Christianae [Institución de la religión cristiana] publicada en 1536, pero revisada definitivamente en 1559, contiene las ideas fundamentales del calvinismo, nombre que impusieron los luteranos, no Calvino, que no parece haber tenido inicialmente la idea de fundar una religión y que, más tarde, se llamó «Iglesia presbiteriana»[2].

Mientras que el luteranismo se limitaba en gran medida a sectores de Alemania y Escandinavia, el calvinismo se propagó en Inglaterra, Escocia[3], Francia[4], los Países Bajos, en las colonias de habla inglesa en América del Norte, y partes de Alemania[5] y Europa central. Esta expansión se inició durante la vida de Calvino y se sintió alentado por él. En Ginebra se refugian religiosos perseguidos en otras latitudes, sobre todo de Francia durante los 1550s, como cuando el gobierno francés se volvió cada vez más intolerante, al igual que el de Inglaterra, Escocia, Italia, y en otras partes de Europa donde el calvinismo se había extendido. Calvin los acoge amablemente, y los envía, a muchos de ellos, formados como ministros, de vuelta a sus países de origen para difundir el Evangelio y, apoyados con cartas de aliento y consejos. Ginebra se convirtió así en el centro de un movimiento internacional y un modelo para iglesias en otros lugares. John Knox, el líder calvinista de Escocia, describe a Ginebra como "la más perfecta escuela de Cristo que nunca hubo en la tierra desde los tiempos de los Apóstoles."
Sea este el momento de aclarar que necesariamente las ideas de Calvino no construyeron el llamado calvinismo, puesto que la forma final de este protestantismo se matizó con ideas de discípulos de Calvino, como Ulrico Zwinglio , Heinrich Bullinger y Martin Bucer.

Es ilustrativa la evolución de esta naciente Iglesia de Ginebra, que alcanzó en 1619 su punto de madurez, en el Sínodo de Dort, en los países bajos, donde desarrollaron varios ítems sobre la predestinación. Luego, calvinistas más osados e inconformes con apartes de su maestro, adoptaron algunas ideas teológicas escolásticas. En el siglo XVII, la principal declaración teológica calvinista fue fue la Institutio Theologiae Elencticae (1688) de François Turretin, pastor principal de Ginebra. Aunque el título de su obra recuerda la obra maestra de Calvino, el trabajo en sí tenía poco parecido con los Institutio Religionis Christianae; no fue publicado en la lengua vernácula, y su estructura dialéctica siguió el modelo de la Summa Teológica de Thomas de Aquino. La importancia duradera de este cambio resalta por el hecho de que el trabajo de Turrein fue el libro de texto básico en teología en el Seminario Teológico de Princeton en Nueva Jersey, cuna de los más distinguidos intelectuales del calvinismo americano, hasta mediados del siglo XIX.

Algunas de sus ideas religiosas fundamentales, básicamente luteranas, inciden directa o indirectamente en cuestiones tradicionalmente filosóficas: así, que el hombre no es libre en el orden moral, dada la corrupción original de la naturaleza humana, y que la salvación del hombre se debe a la predestinación; ante ella, al hombre sólo le queda confiar en haber sido elegido ejerciendo una vida digna acorde con esta esperanza, puesto que también la libérrima elección divina ha de respetar la coherencia racional entre la salvación decretada y la vida ética del elegido.

Con el puritanismo calvinista y los valores éticos con que el hombre creyente debe impregnar su vida profesional, ha relacionado Max Weber la aparición y desarrollo del capitalismo moderno, en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905). El calvinismo se extendió rápidamente por Suiza, Francia (los «hugonotes»), Holanda, Inglaterra, Escocia, Alemania, Estados Unidos y Canadá. En América es conocido como «iglesia presbiteriana» y en Europa como «iglesia reformada». El pietismo del s. XVIII coincide con muchos de sus planteamientos éticos y religiosos.

Lecturas adicionales:
John Calvin, Institutes of the Christian Religion, trans. by Ford Lewis Battles, 2 vol. (1960); and Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology, trans. by George M. Giger, ed. by James T. Dennison, 3 vol. (1997), are good translations of important works of Calvinist theology. William J. Bouwsma, John Calvin: A Sixteenth-Century Portrait (1988) is a useful introduction to the life and age of Calvin. See Robert V. Schnucker (ed.), Calviniana: Ideas and Influence of Jean Calvin (1988); and Menna Prestwich (ed.), International Calvinism, 1541–1715 (1985). For Calvinist political thought, see Quentin Skinner, “Calvinism and the Theory of Revolution,” in The Foundations of Modern Political Thought, vol. 2, The Age of Reformation (1978), pp. 189–358; and especially Harro Höpfl, The Christian Polity of John Calvin (1982).[6]
Ver también: Iglesia presbiteriana en Colombia, Iglesia Presbiteriana Girardot, Martín Lutero
[1] John Calvin
[2] Véase: Iglesias presbiterianas.
[3] En estos países anglosajones el calvinismo pasó a ser como la encarnación del puritanismo inglés.
[4] Siendo allí esta doctrina altamente atractiva para las clases altas urbanas y la nobleza.
[5] Hallando prosélitos entre burgueses y príncipes.
[6] Bibliografía consultada:
Diccionario de filosofía en CD-ROM.© 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.
Calvinism. (2008). Encyclopædia Britannica. Ultimate Reference Suite. Chicago: Encyclopædia Britannica.

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